El 21 de junio dio comienzo la estación más calurosa del año, periodo que, según los cálculos del Observatorio Astronómico Nacional, se prolongará durante 93 días y 15 horas hasta el 23 de septiembre. Durante los próximos 3 meses las consultas médicas se llenarán de pacientes que acuden con afecciones, generalmente leves, propias del verano. Hoy os presentamos 8 de las enfermedades más comunes del periodo estival y sencillas pautas para no contraerlas.
Quemaduras solares: la exposición al sol, voluntaria o no, de forma prolongada puede producir quemaduras y/o manchas en la piel. Los síntomas más frecuentes son el enrojecimiento de la piel – quemadura de primer grado – o la aparición de ampollas -quemadura de segundo grado- y, en los casos más graves, puede llegar a provocar fiebre, escalofríos, náuseas, erupciones cutáneas…
Cómo prevenirlas: usar protector solar en todo momento y evitar exponerse al sol de forma prolongada, especialmente en las horas centrales del día.
Deshidratación: producida por la disminución del agua corporal debido a la falta de ingesta de líquidos o como consecuencia de la pérdida de líquido a través de diarrea, vómitos o de la propia piel (sudoración).
Cómo prevenirla: beber agua o bebidas isotónicas de forma continuada a lo largo del día y aumentar las tomas si se va a realizar cualquier tipo de actividad física.
Infecciones de oído: es frecuente estos meses el dolor de oído provocado por el contacto continuado con agua de mar o de piscina que se denomina otitis del nadador.
Cómo prevenirlas: utilizar gorro de baño en piscinas y playas y secar bien los oídos al salir del agua puede evitar que se produzca la infección.
Infecciones urinarias: causadas por la aparición de hongos o virus en el sistema urinario, es frecuente durante el verano debido a la humedad de las prendas de baño.
Cómo prevenirlas: beber abundante líquido, evitar pasar mucho tiempo con un bañador húmedo e intentar no utilizar ropa muy ajustada.
Intoxicaciones alimentarias: durante este periodo es frecuente la aparición de bacterias o parásitos en el agua y en los alimentos como consecuencia de las elevadas temperaturas y falta de higiene lo que puede provocar problemas estomacales como la gastroenteritis.
Cómo prevenirlo: lavarse las manos antes de preparar, servir y comer, cocinar bien los alimentos, evitar comer verduras crudas o frutas sin pelar fuera de casa …
Conjuntivitis: es una de las afecciones más comunes de los ojos y en verano se incrementa su incidencia al propagarse rápidamente por el agua de las piscinas. Por lo general produce irritación y enrojecimiento de la parte blanca del ojo.
Cómo prevenirlo: usar gafas de buceo, secarse bien los ojos después de cada baño y lavarse bien las manos.
Hongos: el conocido como pie de atleta, es una de las infecciones más comunes en las piscinas ya que surge en zonas húmedas y cálidas.
Cómo prevenirlo: utilizar chanclas cuando se camine por el borde de piscinas o en duchas públicas, secar bien los pies después de cada baño y evitar compartir calzado o toalla.
Picaduras: pueden producirse en el aire por insectos como abejas, avispas, mosquitos… o en el agua por medusas o peces araña y, en ambos casos, pueden provocar inflamaciones, vómitos, fiebre, mareos, entre otras.
Cómo prevenirlo: en el caso de insectos es conveniente utilizar repelentes de mosquitos/insectos, evitar tomar bebidas azucaradas en espacios abiertos, no llevar perfume ni ropas de color oscuro o con figuras florales; en el caso de las picaduras en el agua es difícil tomar medidas de prevención pero los expertos recomiendan evitar las bahías cerradas donde no corre el viento (puede favorecer su aparición).