El Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) es un retrovirus, es decir, un virus cuyo genoma (material genético) está constituido por ARN en lugar de ADN que destruye los linfocitos CD4, que son las células del sistema inmunológico encargadas de la fabricación de anticuerpos para combatir las infecciones causadas por microorganismos infecciosos. El sistema inmunitario, compuesto por células, proteínas, tejidos y órganos especiales, es la defensa natural del cuerpo humano frente a las enfermedades provocadas por agentes externos como las bacterias, los virus o los hongos. El Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) es la etapa final de la infección del VIH, siendo esta la fase más grave de la enfermedad ya que puede llegar a poner en peligro la vida del paciente.

Se estima que en España existen entre 140.000 y 145.000 personas infectadas por el VIH, de las cuales, aproximadamente el 18 % (una de cada cinco) aún no están diagnosticadas. Cada año se diagnostican 3.500 infecciones nuevas en el territorio nacional, de las cuales un 25%, uno de cada cuatro, es entre menores de 25 años y un 17%, uno de cada seis, en mayores de 50 según los datos facilitados por parte del Ministerio de Sanidad y adelantados por la Coordinadora Estatal de VIH y SIDA (CESIDA).

El VIH es transportado en el semen, las secreciones, la sangre y la leche materna. Existen tres formas a través de las cuales una persona puede ser contagiada: vía sexual, vía sanguínea y/o vía vertical (madre-hijo).

SINTOMAS

A pesar de que no existen síntomas específicos del VIH, e incluso en algunos casos puede llegar a ser asintomática durante los primeros años, la enfermedad puede detectarse a través de un análisis de sangre.

El VIH va debilitando el sistema inmunológico paulatinamente y, después de 8-10 años sin tratamiento, es frecuente la pérdida brusca de peso (superior al 10%), episodios de fiebre o sudoración nocturna constante durante más de 30 días, la diarrea crónica (más de un mes), fatiga persistente y aguda, tos seca y profunda, urticarias, úlceras bucales, hongos en la garganta y/o la boca, herpes, inflamación de los ganglios, formación de hematomas con mayor frecuencia de lo habitual, sensación de falta de aire …

FASES DE LA ENFERMEDAD

  • Fase inicial: depende de la dosis infectante o cantidad de virus transmitida al organismo, la virulencia de la cepa y la capacidad de respuesta del infectado.
  • Fase crónica: etapa en la que el virus se multiplica, generalmente sin síntomas, cuya duración suele ser de varios años.
  • Fase final: aparición de infecciones graves.

TRATAMIENTO

El VIH es una enfermedad crónica, sin cura definitiva, cuyo tratamiento trata de impedir que el virus se replique para reducir, de esta manera, la carga viral en sangre.

El tratamiento antirretroviral (TAR) unido a rutinas saludables como una alimentación adecuada, practicar ejercicio, dormir las horas suficientes o la ausencia de alcohol, tabaco y drogas, son capaces de alargar y mejorar la calidad de vida del paciente.

 

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